Medios impresos, en cuidados intensivos
Se acerca cada vez más el declive de los medios impresos, y se puede notar en el punto de venta. De un tiempo para acá las revistas y los periódicos son tan delgados, que reflejan con claridad uno de los principales síntomas que los aqueja: la falta de publicidad. Te revelamos con Ultravioleta el análisis de *Carlos García, periodista e investigador sobre transformación digital.
Cada época trae consigo diferentes transformaciones que obliga a los medios de comunicación a reinventarse. Desde la oralidad a la imprenta, de la imprenta a la radio, de la radio a la televisión y de la televisión a la Internet, cada nueva aparición, cada innovación reacomoda las prácticas, los roles periodísticos, las lógicas de producción, los formatos y plataformas y, por sobre todas las cosas, las relaciones con las audiencias (Salaverría, 2001).
En esta evolución, todos los medios de comunicación sin excepción han tenido que analizar varios frentes de cara a un modelo de negocio sostenible para dar el siguiente paso en la transformación de generación de ingresos.
Aunque la inversión publicitaria digital crece año a año, a la vez que la inversión en medios tradicionales disminuye, los medios de comunicación son poco beneficiarios de ese comportamiento en el negocio digital. Según (Financial Times, 2018) el 84% de la inversión publicitaria en medios digitales a nivel global va a parar a manos de Google y Facebook.
En el caso colombiano, según (IAB, 2019), la inversión en publicidad digital creció 33%, comparando el primer trimestre de 2019 con el mismo periodo de 2018, pero el 89% de esos dineros van a los gigantes tecnológicos, dejando a los medios de comunicación en la periferia de los ingresos que genera la publicidad en el universo digital. En este escenario, varios medios de comunicación han reducido sus nóminas y se han visto obligados a replantear sus estrategias de negocio para sobrevivir a estos tiempos difíciles para la industria.
La liga contra el silencio, una alianza que involucra a 15 medios de comunicación y una red de colaboradores freelance, actualizó los datos reportados por la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), quienes habían señalado que entre 2016 y 2019: La Casa editorial El Tiempo despidió a más de 295 personas y cerró su canal de televisión y el diario Llano 7 Días; RCN separó de su cargo a por lo menos 260 personas; el grupo Semana despidió a 172 empleados; el diario La Tarde de Pereira cerró y dejó a 120 personas desempleadas.
En 2020 y, después de un mes de confirmarse el primer caso de coronavirus en Colombia: El Grupo Semana realizó despidos y suspendió la impresión de Arcadia, Jet-Set, Soho y los proyectos Semana Educación y Semana Sostenible. En este periodo también dejaron de imprimir Publimetro y el diario La Opinión. El País de Cali se acogió a la ley de reorganización empresarial. Colprensa, la única agencia de noticias colombiana, redujo su plantilla a 11 periodistas después de despedir a tres editores y al jefe de redacción (Pacifista, 2020).
Cambios en las audiencias y sus prácticas
Las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información han puesto las herramientas al alcance de la industria de medios, de los creadores de contenido y de los usuarios, que son estos últimos quienes por medio de su comportamiento marcan la ruta por donde debe transitar cada contenido. Son ellos, los usuarios, por la apropiación de los dispositivos móviles conectados a internet y por el uso de las plataformas y redes sociales, quienes definen en cierta medida cómo se debe producir y dónde se debe difundir cada contenido en el universo digital. Y son esos usuarios los que, en su mayoría creciente, consumen contenido multimedial.
Son los usuarios quienes definen en cierta medida cómo se debe producir y dónde se debe difundir cada contenido en el universo digital.
El consumo de diarios en papel pareciera que no figura dentro de las prácticas de las nuevas generaciones, las que se han acostumbrado al contenido en pantallas que proponen la participación y la interacción. Para los diarios impresos, soportados sobre un tradicional negocio de publicidad, el salto a la digitalización y su rentabilidad ha resultado complejo por los retos que presenta en un escenario donde Google y Facebook se adueñaron de las audiencias, de sus datos y del consecuente negocio de la publicidad. Los dineros, que esperaban los diarios que migraran a lo digital, se escurren hacia los algoritmos de los gigantes tecnológicos (Financial Times, 2018).
Según el Estudio General de Medios, EGM, citado por el diario La República, el consumo de los diarios impresos cayó 28,43% entre 2010 y el segundo semestre de 2019. Los lectores de los periódicos impresos, junto a la radio AM, son los sectores de la industria de medios que más se han visto afectados en la última década (La República, 2019).
La Asociación Nacional de Medios de Comunicación, Asomedios, en cabeza de su presidente ejecutivo Tulio Ángel, considera que el problema de este cambio es la caída de los ingresos que reciben las casas periodísticas por vía de la pauta publicitaria que hoy va a parar a Google y Facebook (La República, 2019), dos agregadores que no producen contenido y que monetizan a sus audiencias con los contenidos de la prensa. Aunque la audiencia digital de los medios creció 252% en la última década, no corrió con la misma suerte el dinero producto de la pauta publicitaria.
En cuanto a audiencias, la última década ha experimentado bajas considerables para los principales diarios impresos en Colombia: El Tiempo -37% y El Espectador -34%, según datos de EGM.
La caída de la inversión publicitaria
Desde 2010 a 2014, la inversión publicitaria en medios impresos venía cayendo entre el 2% y el 4%, pero los últimos cinco años ha experimentado una aceleración en su caída. En 2018 comparado con 2017, según datos de Supersociedades y mencionado por el diario La República, El Tiempo cayó en su inversión publicitaria -6,52%; El Espectador -8,74% y El País de Cali -14,49%, diario del suroccidente colombiano que a principios de 2020 la crisis económica lo llevó a someterse a la ley de reorganización empresarial.
Cambios en el modelo de negocio
El diario El Tiempo intentó implementar un muro de pago entre 2014 y 2015, pero finalmente este sistema no se estableció como un modelo de negocio. Este muro solo requería datos de registro al usuario y no un pago directo para el consumo de contenidos. Sin embargo, el modelo de negocio de pagar por los contenidos sí se implementó en El Espectador, en Semana y en El País de Cali.
Estas decisiones se dan en la medida en la que medios internacionales empiezan a aplicarlo y otros fortalecen su estrategia de cobro con favorables resultados como The New York Times, diario estadounidense que se ha afianzado en el universo digital siendo sus principales puntos de referencia la necesidad de una sala de redacción que complemente los discursos narrativos impresos y digitales, mantener la veracidad y calidad en los productos periodísticos y utilizar las herramientas digitales para construir un ecosistema digital (Nafría, 2017).
Con grandes figuras del periodismo, ideas de negocio digital sostenible y un alza constante en las suscripciones digitales, el diario estadounidense mantiene una campaña abierta en donde la calidad del periodismo es el catalizador de su negocio. Esta calidad se da en la medida en la que se crea un ecosistema digital a través de las herramientas de comunicación. Es así como la proyección de este modelo de negocio que transformó sus salas de redacción, rediseñó sus plataformas y priorizó sus contenidos en digital, logró, hasta el momento, sostenerse económicamente y convertirse en un modelo de referencia periodístico de cara a un negocio digital eficaz (Nafría, 2017).
Caso El Espectador y su muro de pago
“Con lo que tenemos y ofrecemos, hay una cantidad considerable de personas que pagan y que renuevan ese contrato”: Fidel Cano, director de El Espectador.
En Colombia, el diario El Espectador empezó a cobrar por el consumo de sus contenidos en plataformas online en marzo de 2018.
El director de El Espectador, aseguró que superaron las expectativas tras el primer año de puesta en marcha del muro de pago. “El temor que teníamos era saber si la gente renovaría o no la suscripción, expectativas que fueron superadas en el primer año. Con lo que tenemos y ofrecemos, hay una cantidad considerable de personas que pagan y que renuevan ese contrato”.
Añade Cano que las personas pagan por lo que representa y significa El Espectador. “Lo que tenemos que reforzar es eso, el valor de la marca. Un periodismo profundo, analítico, contrario a perseguir tráfico liviano en internet”.
Otra noticia para revelar: REMEZÓN. Semana y Televisa se juegan su último papel.
Sin embargo, para Cano existe un panorama poco optimista sobre el futuro de los medios de comunicación. “A veces pienso que la gente está feliz con lo que encuentra en las redes sociales y le parece que un trabajo periodístico es igual a lo que cualquier persona puede decir en Twitter. Pero cuando miro las cifras de suscripción digo: allí hay una masa interesante que puede crecer y que puede valorar lo que hacemos”. Quedará para el análisis cómo la pandemia mundial generada por la COVID-19 afecta el modelamiento y puesta en marcha del plan de negocio de El Espectador.
Cada medio de comunicación marca su ruta experimental para la transformación de su negocio. Los medios se están transformando, al igual que la publicidad con multiplicidad de formatos que van desde la programática, presencias online fijas o interactivas, contenido brandeado hasta el aprovechamiento mismo de las plataformas como Facebook y Youtube para la generación de ingresos.
Quedará para el análisis, también, los esfuerzos para reestructurar sus modelos de negocio que hoy hacen los medios y que contemplan ejercicios convergentes en los planos tecnológicos, de negocio, en la estructura de la redacción y en la producción, distribución y monetización de los contenidos y, por qué no, monetización de las audiencias.