Second Chances es una idea que se construyó gracias al aporte de un gran equipo, desde la CEO Ingrid Otero-Smart hasta creativos y talentos de todos los departamentos de la agencia. Todos sumaron su granito para hacerla realidad.
Aunque es una idea sencilla, fue un año de arduo trabajo. En mayo de 2018 recibimos el brief y direccionamiento de manos de nuestro CCO Elias Weinstock y a partir de ese momento varios equipos empezamos a trabajar en diferentes ideas para Donate Life California.
Nuestro director de grupo, Fernando Poblete, nos pidió enfocarnos en las licencias de conducir, porque con estas puedes identificarte como donante de órganos. Esto se unió a un insight muy humano: a todos nos encanta recibir segundas oportunidades.
En ese momento supimos que había algo poderoso en ese pensamiento, queríamos crear pequeños cambios en el comportamiento de los conductores y así fue como se empezó a construir la idea.
Nació Second Chances y luego nos enfrentamos al desafío de convencer a los departamentos de policía. Este fue otro brief y trabajamos aproximadamente ocho meses para lograrlo. Se cerraron muchas puertas, pero eso no nos detuvo, insistimos de muchas maneras hasta que lo que parecía imposible fue posible.
Gracias a los departamentos de Policía Fullerton y Placentia, California y el campus de Cal State Fullerton, encontramos una luz para ejecutarlo en el mes de abril, debido a que este es el mes Nacional de Donación de Vida en USA.
La idea empezó a tomar forma, Francisco Rojas ACD lideró la dirección de arte y se empezaron a sumar talentos y experiencia como el de nuestro ECD Marco Muñoz (colombiano), y creativos de las oficinas de McCann NY y McCann Canadá. Al final había un equipo gigante de tres oficinas trabajando duro por esta idea.
Teníamos un gran problema, no podíamos usar las cámaras de la policía, pero se resolvió utilizando una segunda cámara GoPro en los uniformes y otra en los carros. Luego llegó el día de hacerlo realidad y era realmente emocionante ver las reacciones de las personas en tiempo real. Los infractores se sentían agradecidos e impactados por este mensaje que no les pedía gran cosa, solo tener la actitud de convertirse en donante y dar una segunda oportunidad a alguien más.
En cuanto a presupuesto, la inversión no fue más allá de conseguir algunas cámaras. Lo más difícil fue convencer a las fuerzas policiales para que tuvieran fe en decir: “Vamos hagámoslo”.
Es por eso que ahora estamos trabajando para que sea un programa que pueda implementarse en diferentes lugares del mundo.
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