El objetivo de Mattel, Barbie y ESA, es claro, inspirar a las nuevas generaciones de niñas para que cuando grandes sean astronautas, ingenieras y científicas del espacio.
Samantha Cristoforetti de 42 años ostenta diferentes títulos: es piloto de combate, ingeniera, astronauta, primera tripulante y toda una celebridad entre la gente joven. Pero, aún no ha ido a la luna. Paradójico que hace 50 años el hombre llegó a la luna, pero a la fecha ninguna mujer lo haya hecho.
La idea, gracias al juego de roles, la creatividad y la imaginación, convertir en un símbolo a esta mujer que literalmente puede hacer volar la cabeza de las nuevas generaciones de mujeres, con su ejemplo de independencia, libertad y valentía, en un mundo todavía muy machista.
Mattel da un giro interesante en su forma de hacer marketing porque pasa de las esbeltas Barbies con curvas perfectas, a un mundo más real donde lo físico es importante pero no es lo primero; abre un nuevo capítulo de imaginación para todos los juguetes porque les exige que se transformen a la velocidad de la cultura.
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