Desde 1983 el administrador de empresas y creador de Masglo, Luis Arévalo Cuellar, viene trabajando en el arte de evitar la sedimentación en los esmaltes, mejorar la producción y entregar un producto con altos estándares de calidad. Pero, en el año 1990 se produjo un incendio que acabó con su fábrica en Bogotá y a raíz de este hecho decidió alquilar una bodega en la zona industrial de Bogotá (donde se encuentra actualmente el laboratorio y producción de esmaltes) y como buen empresario, decidió empezar de nuevo.
“El incendio fue provocado por un accidente donde un vigilante estaba utilizando diluyente y sin darse cuenta lo roció con compuestos químicos del laboratorio, lo que generó la conflagración. A pesar que el incendio acabó con todo lo que había en la fábrica, no provocó daños mayores a nadie de nuestro equipo”, explica Arévalo, actual fundador y socio de Cerescos, la empresa dueña de la marca Masglo.
A este lamentable hecho se le sumó la pérdida del 80% de grandes clientes potenciales como Jolie de Vogue y Yanbal debido a la apertura de todas las importaciones, y a la llegada de nuevos proveedores internacionales al país; situaciones que llevaron a la compañía a elegir entre dos alternativas: cerrar la empresa o crear marca propia. A raíz del incendio y de la pérdida de sus clientes, Arévalo creó su propia marca en 1993, Masglo (más brillo). A pesar de tener tan solo 20 colores, estos se caracterizaban por una alta calidad lo que hacía que fuesen elegidos entre las manicuristas, “ya que los demás productos se sedimentaban y los de Masglo no”.
Inicialmente Masglo era un equipo muy pequeño, conformado por un mensajero que hacía las veces de asistente de laboratorio, una ingeniera química y otra persona que hacía de visitador a los clientes, estaba en el área comercial y relacionamiento con el mercado. “En este campo descubrí la importancia del trabajo colaborativo, de aceptar la diferencia y escuchar al otro, lo cual es una fórmula de éxito que siempre he promovido”.
Masglo desde sus inicios quiso apostarle a la venta directa con las manicuristas, su público objetivo, dándoles el lugar que les corresponde, reconociendo el trabajo que hacen día a día con sus manos; a través de eventos anuales creados para ellas, con el fin de elevar su autoestima, con capacitaciones permanentes a nivel nacional y regional.
“Para mí Masglo es haber formado una familia donde todos somos amigos del trabajo, de vida, de lucha. Quienes apuestan su vida, dan lealtad y trabajan con mucho amor y dedicación por ver la marca posicionada en un alto nivel”, concluyó Arévalo.
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